lunes, 8 de julio de 2024

Inkarrí: Estado de la cuestión

 


-Hay momentos en tu poemario que parecen parte de una conversación hostil con Altazor.  Intenso lo tuyo y a veces persuasivamente confesional. Me atrapó.

-Mucha gracias, Alicia.  Altazor constituiría la paulatina descorporeización (metafísica occidental); mientras Vallejo, más bien, apostaría precisamente por lo opuesto: la inclusión de todos los cuerpos posibles (metafísica amerindia o multinaturalismo).  ¿No?

Sirva este sumario diálogo, entre una amiga académica y su discípulo, para situar el marco mayor de lo que a la larga propondría Inkarrí (Lima: VASINFIN Ediciones, 2024); es decir, su indagación penúltima porque la postrera pertenece exclusivamente al lector y muy rara vez se hace pública.  Efectivamente, este reciente poemario de Pedro Granados se nos presenta a manera de un atajo, por lo común, frente a fatigosas e impotentes explicaciones, para en dos zancadas encontrarnos cara a cara con lo que constituye una ya porfiada reflexión  trasatlántica sobre el cuerpo; y más bien, desde esta orilla, pasarnos algunas “diapositivas” de lo que se trae entre manos el multinaturalismo: “seres humanos y animales (y objetos) compartimos un alma común, lo que nos diferencia son los cuerpos”.   Amerindios todos.  Lo cual nos hace recordar una anécdota contada por Armando Almánzar Botello respecto a que, en el pueblo de sus abuelos, se sucedían permanentes discusiones sobre si tal o cual era verdaderamente un Almánzar en desmedro de otros que sólo pugnaban por serlo o en apariencia no lo eran; situación que zanjó de una vez por todas el abuelo de Armandito cuando, decididamente encaramado sobre una banca del parque del pueblo, enfatizó: -“Todos ustedes son Almanzar”.  Y punto.

Entre otras lecturas que se vienen sucediendo, publicadas o no, tenemos ésta de un buen amigo, también poeta, que apunta a otros aspectos; aunque no por ello menos pertinentes:

-Querido Pedro, tu “Inkarrí” es una maravilla. Si en nuestro país no existiera tanta envidia, daría mucho que hablar porque se trata de un libro (con una voz distinta) que dice mucho acerca de la poesía, al revés de aquella (peruana y de otras latitudes) que, como bien dices, nada tiene que ver con la poesía y solo ofrece una grandilocuencia que habla demasiado y no dice nada. Sé que me estoy quedando corto en la apreciación de tus poemas y eso se debe a que me resulta difícil poner en palabras lo que he sentido -y sigo sintiendo- al leerlos. No sé cómo decírtelo, pero si pudieras verme en este instante, notarías mi emoción en el brillo de mis ojos, reflejo de lo que pienso y siento. Un gran acierto el cerrar el libro con “Desaparecer un cuerpo”, tremendo arte poética que echa luz sobre el resto de los poemas.

Hasta, aunque es posible se continúen multiplicando, otras reseñas ya publicadas y no menos agudas ni generosas (Carlos Quenaya, Roberto Zariquiey, Milton Manayay). Inkarrí, que cierra con broche de sol una saga constituida por los últimos poemarios de Pedro Granados: Roxosol (Arequipa, Perú: Cascahuesos, 2018), edición bilingüe español/portugués, con versiones de Amálio Pinheiro; La mirada (Buenos Aires: Buenos Aires Poetry, 2020); y la antología, Amerindios/Amerindians (New York: Artepoetica Press, 2020), con poemas traducidos al inglés por Leslie Bary, Sasha Reiter e Isaac Goldemberg.



No hay comentarios:

Publicar un comentario